¿Quién está desatando una "revolución de color"
para derrocar al gobierno de Peña Nieto en México y por qué?
Viernes 12 de Diciembre de 2014 00:00
Las respuestas a estas preguntas no deben buscarse dentro de
México, pues no están ahí, sino en Wall Street y la City de Londres.
El sistema financiero transatlántico está en bancarrota
irremediable, con cerca de 2,000 billones de activos financieros especulativos
sin valor que sigue creciendo como un cáncer mortal. El imperio británico, con
sus bases en la City de Londres y Wall Street, los dueños del cáncer, quiere
salvar su sistema sometiendo al mundo entero a sus políticas genocidas de libre
comercio, globalización y ambientalismo anticientífico. Sobre todo, ellos están
determinados a extinguir la alternativa al actual sistema en bancarrota que
están construyendo los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y
naciones aliadas en Iberoamérica, Asia y África, quienes juntos representan más
de la mitad de la humanidad.
Para ese imperio, el Presidente Enrique Peña Nieto cometió
el imperdonable pecado de abrir la posibilidad de vincular a México a ese nuevo
bloque, en particular a través de acuerdos de desarrollo de infraestructura con
China, tales como la línea de ferrocarril de alta velocidad entre la Ciudad de
México y Querétaro; una línea de ferrocarril principal para cubrir la ruta
Nayarit-Chihuahua-Nuevo México; y sobre todo, una línea ferroviaria y corredor
industrial transístmico desde los súper puertos de Coatzacoalcos, en el Golfo
de México, a Salina Cruz, en el Pacífico. Este último es un proyecto de
proporciones verdaderamente estratégicas, que se remonta a los proyectos, y las
políticas del gran presidente mexicano José López Portillo, un amigo y aliado
del estadista norteamericano, Lyndon LaRouche.
Para México, tales proyectos de desarrollo son la única base
físico-económica para liberar al país del golpe de estado de Narcotráfico,
S.A., que Obama y sus controladores británicos orquestaron en México en 2009, y
dar marcha atrás a las décadas de saqueo bajo el Fondo Monetario Internacional
y el acuerdo Bush-Salinas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
(TLCAN) que dejaron al país en el umbral de la muerte.
Cuando Peña Nieto, – quien durante gran parte de su mandato
no se ha distanciado mucho de las políticas de reformas estructurales de los
sectores laborales y energéticos que Londres y Washington han exigido – anunció
que viajaría a la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica
Asia-Pacífico) en Beijín a mediados de noviembre, para consolidar esos
proyectos ferroviarios con China y otros acuerdos, a la vez que se anunció que
México había otorgado el contrato de la línea férrea Ciudad de México-Querétaro
a un consorcio internacional encabezado por la empresa China Railway
Construction Corporation (CRCC), la pandilla bancaria enloqueció. Protestaron a
viva voz y usaron un supuesto "escándalo de corrupción"
profesionalmente publicitado para forzar a México a revocar el contrato.
Añadieron un segundo escándalo sobre la residencia personal de la esposa del
presidente. Ahora escalan dramáticamente a desencadenar una "revolución de
color" alrededor del espeluznante secuestro y probable asesinato de 43
estudiantes del estado sureño de Guerrero, dominado por el narco, culpando al
gobierno de EPN, sin ninguna evidencia, y usándolo para crear el ambiente para
su deseado "golpe de Estado".
¿Quién emitió las órdenes de marcha?
El Financial Times de Londres lo hizo, escribiendo el 13 de
noviembre que la decisión de Peña Nieto de viajar a China, a pesar del chantaje
y la presión, era inaceptable: "Nada de esto [los acuerdos con China—ndr]
es un buen augurio para el programa de reforma realmente histórico que el Sr.
Peña Nieto ha puesto en marcha durante los últimos dos años".
El Economist de Londres, la publicación estrella de la City
de Londres, lo hizo, declarando en su columna "Americas" del 8 de
noviembre: "Fue una buena señal el 6 de noviembre cuando en una acción sin
precedentes, el Sr. Peña ordenó la revocación de la adjudicación controversial
del proyecto ferroviario de $3.75 mil millones a causa de su falta de
transparencia".
Pero la City de Londres y Wall Street quieren ir más allá
que simplemente parar los acuerdos de México con China y su posibilidad de
vincularse con los BRICS. Intentan someter al país a una "revolución de
color" sangrienta y destruir todo vestigio institucional de nacionalismo
pro-desarrollo que queda en el país, incluyendo el derrocamiento del gobierno
de Peña Nieto. Tal y como los banqueros internacionales han sabido y hecho
claro por décadas, el PRI de López Portillo, al cual pertenece Peña Nieto, es
el principal vehículo para el nacionalismo en el México moderno, aunque también
encuentre expresión en otros partidos y grupos políticos.
En un artículo del 13 de noviembre titulado "El 'Nuevo
México' estalla en llamas", el Financial Times evocó la imagen de una
nueva revuelta tipo 1968 contra el gobierno mexicano, recordando que "la
policía asesinó alrededor de 300 manifestantes en 1968". El artículo
entonces planteó su amenaza de muerte a México: "Va a haber otro '68. Se
siente como entonces. La gente está harta", palabras que el Financial
Times puso en boca de un supuesto "Juan López, taxista".
El Financial Times sabe de lo que habla. Investigaciones
posteriores han demostrado que la ola de violencia de 1968 que sacudió a México
desde la raíz, fue desencadenada por una "tercera fuerza" de
francotiradores profesionales ubicados en las azoteas de la Plaza Tlatelolco,
quienes dispararon y asesinaron a estudiantes manifestantes y también a
militares mexicanos, a fin de desatar caos.
El artículo del Financial Times añadió que las actuales
protestas sobre la desaparición y el probable asesinato de 43 estudiantes del
magisterio en el estado de Guerrero el 26 de septiembre, "volcó a México
en un polvorín de protestas volátiles y cada vez más violentas". Amenazan
con que "el legado de Peña Nieto se construirá sobre lo que haga en las
próximas 4 a 6 semanas", y eso incluye una reestructuración de su gabinete
y "combatir la corrupción".
Una semana antes, el Economist ya había especificado que las
cabezas tenían que rodar, demandando al Presidente que reemplace a su
Secretario de Gobernación de confianza, Miguel Ángel Osorio Chong, con el
pelele que ellos prefieren, Manlio Fabio Beltrones, ex gobernador de Sonora:
"Aunque no está en la naturaleza del Presidente salirse de su camarilla,
su gobierno se elevaría con una figura más sustancial como Secretario de
Gobernación, con la libertad de actuar. El candidato obvio es Manlio Fabio
Beltrones, el líder del PRI en el Congreso".
Al interior del país, líderes políticos oportunistas (y
peor), tales como el senador panista Javier Corral Jurado, demandaron que el
Presidente no viajara a China, y que se quedara en casa para más bien lidiar
con los problemas internos, como también lo hicieron senadores de la oposición
del PRD y PT. El ex candidato presidencial y líder del partido Morena, Andrés
Manuel López Obrador, también demandó que Peña Nieto no viajara, y ha ido más
lejos al llamar a que el gobierno sea depuesto porque se requiere un "cambio
de régimen".
¿"Cambio de régimen"?
Cómo funciona una revolución de color
Las "revoluciones de color" son una forma de
cambio de régimen ilegal, llevado a cabo bajo la cubierta protectora de
supuestas protestas masivas. Los gobiernos de Rusia y de China, víctimas de
tales intentos de "revoluciones de color" movidas a control remoto
desde los Estados Unidos y Gran Bretaña, han denunciado explícitamente tales
operaciones como una forma de guerra, llevada a cabo por otros medios.
Para que el imperio británico lleve a cabo una
"revolución de color" exitosa —ya sea en México, en Ucrania, o la
Primavera Árabe— ni siquiera necesitan que la mayoría de aquéllos que
participan estén a favor de la desestabilización jacobina en la que están
participando. De hecho, por lo general están neciamente ciegos respecto a
quiénes los están manipulando y moviendo, y para qué fines estratégicos.
Por lo general, alrededor del 95% de los involucrados son
manifestantes bien intencionados, pero románticos, que protestan contra
problemas económicos y políticos muy reales que los rodean. Son la carne de
cañón ingenua de los planes sangrientos del imperio británico.
Otro pequeño porcentaje, quizás el 4%, son organizadores
profesionales pagados por ONGs e instituciones internacionales, tales como la
notoria Fundación Nacional para la Democracia (NED, o Proyecto Democracia),
quienes cuentan con el financiamiento y el acceso a los medios para conducir la
dirección política de la operación completa. En 1998-1999 la NED gastó millones
de dólares para financiar la "revuelta popular" que llevó a la
victoria de Vicente Fox del PAN en las elecciones presidenciales del 2000. Tal
y como nuestro movimiento reveló en ese tiempo, la política declarada de la NED
era que la "democracia" no existiría en México hasta que el PRI
perdiera la elección presidencial. Su objetivo declarado era eliminar
totalmente al PRI, como una fuerza institucional a favor de la soberanía y el
desarrollo.
Pero para consternación de Wall Street y la City de Londres,
no fueron capaces de finiquitar el problema durante la última década, y la
misma NED y muchas de las mismas ONGs ahora se despliegan para dar el golpe de
gracia. Solo hay que ver el papel de la "Alianza Cívica" de Sergio
Aguayo o la "Campaña Global por la Libertad de Expresión A19, A.C."
Ve al sitio web de la misma NED para ver cuánto dinero han gastado en México a
través de los años y quién lo recibió (www.ned.org).
Los mexicanos deben despertar. Las mismas fuerzas
internacionales que en el 2000 llevaron al "derechista" PAN al poder
con Vicente Fox y Felipe Calderón, son los mismos que ahora están dirigiendo
las manifestaciones "izquierdistas" llamando a "un cambio de
régimen" contra el gobierno de Peña Nieto.
El minúsculo 1% restante de la "revolución de
color" consiste en provocadores profesionales y anarquistas que están
desplegados para hacer estallar la violencia de ambos lados y desatar caos e
ingobernabilidad. Ese fue el papel asignado a la "tercera fuerza" de
francotiradores en Tlatelolco en 1968. Es el papel que hoy cumplen los pequeños
grupos de tropas de choque entrenadas y encapuchadas, quienes lanzan bombas
molotov, incendian carros de la policía y eventualmente tratarán de asesinar
policías y soldados, y/o manifestantes inocentes, durante las protestas.
Pero lo que está en juego hoy es mucho más grande que en
1968, tanto para México como para el mundo. El sistema transatlántico del
imperio británico está en su lecho de muerte y está tratando de imponer su
política de austeridad fascista, legalización de las drogas, despoblación y
guerras sangrientas en el planeta entero. Los BRICS y las naciones aliadas han
emergido en el curso de 2014 y construyen una alternativa viable a esta locura,
y hoy representan a más de la mitad de la humanidad. Han extendido una
invitación al resto del planeta a unirse a ellas.
México debe aceptar esa oferta. Hay que defender al gobierno
de Peña Nieto de la "revolución de color", y presionarlo para que se
una con los BRICS. Las instituciones y los líderes políticos de la nación
necesitan reconocer finalmente que el pragmatismo y las concesiones hechas a
los banqueros internacionales solo llevarán a la desaparición de la nación. Y
los mexicanos que hoy en día son usados como carne de cañón por las operaciones
de los banqueros, también necesitan despertar y unirse a la campaña del MOCILA
para que México se una a los BRICS.
No seas una oveja llevada al matadero en el
"Maidan" de México.
1 comentario:
En el Perú, que ha funcionado como el patio trasero de los estados unidos, en el año 2000 se experimentó la revolución de color que se conoció como "la marcha de los cuatro suyos".- Alejandro Toledo fue el típico conductor a quien el capital financiero (Soros y Raúl Alfonsín) le colocaron la "vincha" de colores para traerse abajo a Fujimori ya que su gobierno fue incómodo para el capital financiero imperialista ya que había denunciado el Plan Colombia con el cual los estados unidos iban a instalar bases militares estadounidenses en la selva para exportar la droga a las metrópolis, y sobre todo Fujimori había derrotado a los terroristas de sendero y del mrta que como se ha visto eran también sembradas e impulsadas por los estados unidos para mantener su dominio y el retraso en el Perú, por lo tanto, a los estados unidos le interesaba derrocar a este gobierno que le resultaba incómodo e imponer el cambio de régimen y un gobierno títere como lo fue de Toledo, Paniagua, Alan Garcia y ahora Ollanta Humala.-
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